… en todos los sentidos, en el sentido emocional y en el sentido literal de la expresión.
Como muchos saben, yo soy azul y desafortunadamente, la semana pasada, en la final, nos tocó la de perder de manera por demás dolorosa.
El día de ayer con el equipo de la familia, el que levanta las pasiones, el que ha generado toda esa fiebre de futbol entre los más allegados, también nos tocó bailar con la más fea.
Tenemos un gran equipo, con mucho talento, mucha energía, mucha pasión, mucha entrega, mucha juventud, conformado por primos, tíos y amigos, pero con un pequeño defecto que se corrige sólo con el tiempo y los partidos, LA EXPERIENCIA. Durante toda la temporada acabamos con todos los rivales que nos pusieron enfrente anotando en total más de 150 goles y generando mucha expectativa acerca de quiénes eran esos del equipo “de la Farmacia” que empezaron a dominar la liga de futbol 7 sobre los equipos que generalmente protagonizan los torneos de futbol local.
Tanto se empezó a hablar de farmaGI que los equipos rivales empezaron a voltear los ojos hacia acá y nuestra escuadra se convirtió en el enemigo a vencer. Luego, todos los equipos nos jugaban a muerte, a ganarnos por la buenas o por malas, con refuerzos legales e ilegales, con porras agresivas, con arbitrajes dudosos, protestas en la mesa y todo tipo de recursos, pero de los cuales salimos bien librados y logramos terminar en la cima de la tabla.
Fue así como llegamos a la fase final del torneo, como líderes generales y como los enemigos a vencer, por ser lo nuevos, por la juventud de la mayoría de los integrantes, por “fresitas”, porque tenemos LA MEJOR AFICIÓN y ¿por qué no? por ser los mejores.
Iniciando la fase final del torneo, el equipo hizo muestra de su falta de experiencia en el partido de ida de los cuartos de final, fue presa de los nervios, y el equipo rival, el número 8 de la tabla, nos hizo ver mal e intimidó a los más jóvenes y nos ganó por marcador de 4-1.
Claro que “la Farmacia” no se dejaría vencer por eso, para nuestro equipo, que en promedio anotó 7 goles por partido, no parecía una misión imposible hacer 3 y que, con nuestra posición en la tabla, avanzáramos a la siguiente fase. Lo hicimos, no sólo anotamos 3, sino 11 y ganando el partido de vuelta de los cuartos de final 11-2 dejando un marcador global de 12-6, recuperando la confianza y dejando claro que estábamos para cosas grandes.
En la fase de semifinales, se dio una muestra de lo que es capaz este conjunto y, pasó por encima de uno de los mejores equipos del torneo dejando los tanteadores globales en 19-13 y dejando todo listo para la gran final.
En el partido de ida de la final, con un arbitraje dudoso y los ánimos muy calientes, el marcador terminó con un empate a 4 goles y dejando todo para decidirse en la gran Final.
En el partido final, las cosas sencillamente no salieron, hay que decirlo, cada uno de los integrantes del equipo dio su mejor esfuerzo y se entregó en la cancha, pero no se pudo contra el equipo rival, que fue mejor, estuvo mejor parado y supo manejar mejor los nervios y la situación del encuentro final, esa mística que sólo te la dan los partidos y la experiencia.
Nos quedamos con el subcampeonato con el sabor amargo de saber que pudimos hacer más, pero que simplemente dimos nuestro peor partido en el lugar y momento equivocados pero con las ganas de revancha para la siguiente temporada.
Tenemos nuestra cruz azul de no saber ganar en los momentos clave, que nos da el equipo del que somos aficionados pero que, al menos la nuestra, está en nosortos quitárnosla y estoy seguro que lo haremos pronto.
Quiero reconocer a todos y cada uno de los miembros del equipo que siempre se entregan en la cancha y dan lo mejor de sí, razón por la cual, todos y cada uno ha crecido futbolísticamente: Daniel, Luis, Néstor, Carlos, Lalo, Tavo, Miguel, otro Miguel (el amigo), Iván y Toño.
Mención especial para LA AFICIÓN, esa porra incansable, siempre apoyando, siempre fiel, y como no será especial, si todos y cada uno de ellos tiene a una persona muy especial o muchas personas especiales a quienes apoyar en la cancha ya sea un hijo, un hermano, un esposo, un nieto, un papá, un primo, un tío, un novio o a todos en la mismo campo. Como no va a ser una afición incondicional, si en el partido más doloroso para todos tiene la alegría y el calor para agasajar a sus jugadores como si el encuentro hubiera sido el mejor de la temporada, como no reconocerles, si se entregan desde fuera de la cancha como si estuvieran dentro de ella. Tal vez tenemos un equipo Subcampeón, pero tenemos, sin lugar a dudas, una afición y una familia de Campeonato.
Estoy seguro que ese campeonato que en esta ocasión no nos pudimos regalar, lo lograremos pronto. Está en nosotros lograrlo y lo haremos. Pero por el momento nos queda únicamente asimilar la derrota y aprender de ella, en unos cuantos meses nos tocará festejar.